Sunday, January 08, 2006


Las vías


Rápido ruedan las ruedas del ferrocarril
Trabalenguas popular


Hay sonidos que lo acompañan a uno siempre, huellas auditivas que se disuelven en el viento, se evaporan a la mirada y se anuncian de repente, inesperados, en medio de la noche: el tren que se aproxima, la fricción sobre los rieles, el pitido de aviso al llegar a un crucero. Durante mi infancia fui acumulando memorias y sueños de viaje cada vez que escuchaba pasar al tren de las doce de la noche a unas cuadras de mi casa, por Avenida Inglaterra. Ya adormilado, recostado sobre mi cama, esperaba con ansiedad el sonido emitido por el maquinista, el anuncio de tierras lejanas e ilusiones de lugares desconocidos.
Dicen que los niños siempre dicen la verdad. Cuando me preguntaban qué quería ser de grande, siempre respondía: vagabundo, pero no en el sentido de pobreza sino en el de desapego del mundo y la incansable curiosidad de visitar lugares nuevos; vivir tantas vidas en tantos sitios distintos como me fuese posible. Y no fue sino hasta que cumplí 18, con el servicio militar ya en trámite, que subí por primera vez a un tren, el único de pasajeros que quedaba en México. La vía: Creel-Mochis, pasando por la Barranca del Cobre, cañón espectacular por su profundidad y grandeza. Ahora escribo desde una casa de campo frente a las mismas vías de tren de mi infancia, el que va desde la Ciudad de México y recorre el Pacífico hasta llegar a la frontera. Son las cero horas y veinte minutos. Esperen. Ahora lo escucho. Ya viene. La fricción de las ruedas, el chillido de los frenos, el aviso del conductor…
Mi siguiente aventura con los trenes –aunque de nuevo sin subir a uno de ellos– fue al realizar mi tesis de licenciatura en matemáticas. El tema: diseño e implementación de un sistema de levitación magnética. Y, ¿qué tiene que ver con los trenes? Con los antiguos, como el Creel-Mochis, que va a una velocidad promedio de 35 km/h, nada; pero si pensamos en los trenes de alta velocidad, como el TGV (tren de alta velocidad, por sus siglas en francés), todo. Estos trenes logran alcanzar velocidades de hasta 300 km/h gracias a la disminución de la fricción que ejercen las ruedas con los rieles. Y esto se logra gracias a procesos de atracción y repulsión magnética –principio mediante el cual yo construí y demostré que podía mantener levitada electromagnéticamente una esfera.
La siguiente vez que subí a un tren –y no fue uno sino varios, incluyendo uno de alta velocidad– fue un par de años después, en una de mis visitas por Europa, donde los trenes si son un sistema de comunicación confiable. Viajar en tren ofrece la ventaja de trasladarse de un punto a otro, con la seguridad de no desviarse en el camino. Justo como los sistemas de metro de las grandes ciudades ofrecen una ventaja distinta a la de los autobuses. Cuando uno toma el metro en una estación, sabe que llegará a la de destino, independientemente de la ruta. Entonces, uno puede relajarse y no preocuparse por el camino, dejándolo todo en manos de la máquina.
Viajar en un tren de alta velocidad permite ver al mundo exterior como una película que pasa demasiado aprisa; no se contempla el paisaje, sino la luz que se transforma en líneas de colores horizontales. La realidad cambia según la perspectiva del observador, ¿no?
Además de los trenes, también tengo una cierta fascinación por las vías. En la adolescencia solía caminar sobre ellas, imaginando historia de amores y aventuras. Cerca de la casa de mis padres, todos los jueves, se pone un tianguis justo al lado de las vías del tren, sobre Avenida Inglaterra. De vez en cuando, la tentación de ir a comprar una torta de jamón, panela y mucha crema en birote salado se hace irresistible. Casi cuando llevo tres cuartas partes de la torta, me comienzan a doler las mandíbulas por el esfuerzo de masticar. Entonces dejo unas cuantas semanas hasta que de nuevo vuelvo, por el placer de ver las vías, y el tren que pasa al lado del tianguis, mientras compro mi torta de jamón y pienso en los pocos viajes que he realizado y los muchos que aún quiero hacer.

1 comment:

javier said...

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